Puede que muchos no estén de acuerdo, pero para mí todo objetivo profesional tiene que tener algo personal. Para cumplir objetivos de largo plazo, como es mantener una rentabilidad anualizada a la altura de nuestros requerimientos y, obtener una certificación profesional como el CFA, hay que tener pasión y coraje, y esas dos cosas nacen de un motivo personal.
¿Por qué decidí embarcarme en el largo camino de ser CFA charterholder? No solo por motivos profesionales, sino también personales.
Profesionalmente, es una de las certificaciones más exigentes en el sector financiero, requiere mucho tiempo de estudio (en mi caso 4 años), que normalmente se compatibiliza con un trabajo a jornada completa, también exigente.
Como profesional he querido dar lo máximo posible de mi tiempo y de mis capacidades y la palabra “exigente” en mi mundo ha sido siempre una motivación, no una dificultad. Entré en Valentum en un equipo de profesionales senior, y era importante estar a la altura, de una manera u otra, y siendo mi experiencia profesional reducida en comparación a la de mi equipo, el CFA era una manera de ponerme más al día en cuanto a conocimientos, y también de poder aportar ideas nuevas y puntos de vista . Además, era una posibilidad de formarme más allá de la renta variable, que aunque es nuestro núcleo y lo que más me apasiona, siempre es útil saber de activos alternativos, deuda, materias primas etc, para saber analizar mejor todo tipo de compañías y entender parte de sus procesos financieros.
El CFA no es solo temario y conceptos, es sinónimo de esfuerzo, constancia y ética. Ligado al componente ético, está mi cuestión personal.
La cuestión más importante para mí no ha sido por qué hacer el CFA sino ¿cómo no iba a hacerlo? Teniendo las capacidades, la oportunidad, las ganas y la energía ¿cómo no iba a hacerlo teniendo en cuenta que otras personas no tienen la oportunidad?, ¿cómo no iba a hacerlo sabiendo que, en mi familia, he nacido en la generación más privilegiada hasta ahora? ¿cómo no iba a hacerlo con la confianza que Valentum deposita en mí? ¿cómo no iba a hacerlo para poder ser mejor profesional?
En todos estos “cómo no” entra la cuestión personal. Considero que a veces, no nos damos cuenta de lo privilegiados que somos, de la suerte que tenemos de estar en esta parte del mundo, y de la familia que tenemos. Teniendo las herramientas y el apoyo creo que lo mínimo que podemos hacer para dar gracias y honrar el esfuerzo de nuestros antecesores, es dar lo máximo de nosotros, en lo personal y en lo profesional. Poder trabajar duro en algo que te apasiona es un privilegio, no una obligación.
Esta filosofía es la que comparto con los gestores y todos mis compañeros de Valentum, dar lo mejor de nosotros es nuestra manera de trabajar y vivir, trabajamos dando las gracias por lo que hacemos y teniendo muy en cuenta toda la confianza que se deposita sobre nosotros. Tenemos que honrar la confianza de nuestros partícipes y para mi, una manera de honrar la confianza nuestros inversores ha sido obtener esta certificación.
El CFA no ha sido una obligación, ha sido una oportunidad y un privilegio. Después de todas los días (y noches) de estudio, puedo decir que ha merecido la pena y que espero que llevar esas siglas detrás de mi nombre muestren el respeto que quiero demostrar a nuestros partícipes.
Ana Moreno