La volatilidad refleja el riesgo del activo a través de la magnitud de los movimientos del precio de cotización. La volatilidad de un activo se calcula tomando una serie histórica de datos de cotización (que puede variar según el periodo que queramos medir). Primero se hace una media de los datos, seguidamente se calcula la desviación de cada dato (diferencia de cada dato con respecto a la media), la varianza (que es la media de las desviaciones al cuadrado) y finalmente la desviación estándar (raíz de la varianza).
La volatilidad sirve no solo para dar una idea del riesgo de mercado o de un valor, sino que es un factor fundamental a la hora de valorar las opciones (mediante la fórmula de BlackScholes).