La mayoría de las empresas tienen Deuda Financiera Neta, que es la deuda financiera que tienen (deuda bruta), menos el dinero en cuentas bancarias. Ya que la remuneración del dinero en cuentas suele ser inferior al que pagan por las deudas, lo ideal es optimizar, y no tener demasiado dinero en cuenta corriente, utilizando los importes para devolver deudas.
Se supone que lo ideal es que una empresa tenga un cierto nivel de deuda financiera, ya que el coste de la deuda es inferior al retorno exigido al capital. Sin embargo, en Valentum tenemos muchas empresas que no tienen deuda financiera, o cuya posición de caja es superior a las deudas financieras, se dice que estas empresas tienen “caja neta”.
Estas empresas tienen menos riesgo (cuando las cosas van mal, resisten mejor al no tener que pagar ni intereses ni principal), pero además ofrecen opcionalidad.
¿Qué opciones tiene la empresa con caja neta?
Básicamente, puede invertir la caja o devolverla al accionista. La confianza que tengamos en los gestores es muy importante, para que elijan la opción que más valor aporte al accionista. En general, preferimos aquellas empresas que tengan la posibilidad de invertir la caja a buenos retornos.
Para invertir, hay otra vez dos posibilidades. Puede ser que la empresa tenga la posibilidad de invertir en crecimiento orgánico, muchas veces se trata de aumentar su capacidad de producción, pero también puede ser en desarrollo de nuevos productos, desarrollo de equipo de ventas en nuevos mercados etc.…
La alternativa es que pueda comprar otras empresas. Aquí hay muchas posibilidades, pueden ser empresas que aumenten la capacidad de producción, que den acceso a nuevos mercados geográficos, que aporten productos que se pueden vender con la red comercial existente, que aporten mejoras tecnológicas, que integren proveedores, etc…
Suele ser más atractivo el crecimiento orgánico, ya que, para el inorgánico, hay que pagar una prima de control con el fin de motivar a los accionistas existentes de la empresa a comprar para que vendan sus acciones. Por otro lado, existen empresas cuyo modelo de negocio consiste en comprar otras empresas constantemente a múltiplos baratos, mejorando luego su crecimiento o rentabilidad.
En ambos casos, la empresa podrá aumentar beneficios, sin tener que aumentar el número de acciones en circulación. Es decir, baja la ratio Precio/Beneficios, o, dicho de otro modo, la empresa se hace más barata. Si los inversores consideran que la ratio anterior era apropiada, entonces, el precio de la acción tendrá que subir para que la ratio vuelva a su nivel anterior.
También puede la empresa decidir devolver esa caja neta a los accionistas. Para eso también hay dos maneras.
La primera sería recomprar acciones para luego cancelarlas. Es decir, aquí la empresa utiliza su caja neta para reducir el número de acciones. Con eso, el beneficio se queda constante, pero el beneficio por acción aumenta al tener menos acciones en circulación. Aplica lo mismo que antes, para que la ratio Precio/Beneficio vuelva a su nivel anterior, el precio de la acción tendrá que subir. Las recompras de acciones tienen otra característica, que es que si la acción cotiza con fuerte descuento a su nivel intrínseco cuando la empresa hace la recompra, entonces podrá recomprar más acciones con la misma caja, y hay una generación de valor extra por esa vía.
La segunda manera de remunerar al accionista sería mediante dividendos. El inversor recibe un dinero, y mantiene las mismas acciones que antes. Es cierto que el mismo día que se separa el dividendo de la acción, esa acción suele bajar, pero si esto ocurre, la ratio precio/beneficio baja, y para volver a su nivel anterior, la acción tendrá que volver a subir.
Voy a matizar aquí los ejemplos anteriores, donde he utilizado la ratio Precio/Beneficio. Es una de las ratios que más se usan, pero hay otras que ya directamente tienen en cuenta la deuda, y entonces los ejemplos utilizados no serían tan claros. Nosotros, por nuestra aversión a la deuda de hecho utilizaríamos otras ratios internamente.
Concluimos que una de las razones para preferir empresas con caja neta es que estas tienen opcionalidad entre invertir o remunerar al accionista. Cuando se invierte en empresas con caja neta es muy importante tener confianza en los gestores para que opten por aquellas decisiones que más valor aporten al accionista. Esta es una de las razones por las que damos tanta importancia a frecuentes reuniones con los directivos de las empresas que tenemos en cartera.