Valentum. Behavioral Finance
Ana Moreno Rodríguez
Después de un año tan duro para la renta variable y un primer semestre también complicado, es importante mantener el foco en la gestión e intentar que todas las emociones negativas no afecten a ésta, ni que tampoco el entusiasmo por pensar que nuestra cartera esté infravalorada nos relaje.
Hablamos poco del efecto de las emociones a la hora de gestionar y analizar compañías, y es un aspecto que debemos tener en cuenta y controlar, ya que, sin quererlo, podemos caer en múltiples sesgos y errores.
En este artículo nos gustaría repasar muchos de los sesgos que podemos sufrir los profesionales de la gestión y cómo evitarlos. Al ejemplificar y poner nombre a todos estos sentimientos, es más fácil identificarlos y poder ponerles freno.
Tras un mal año, uno de los pensamientos que debemos evitar es el denominado Regret Aversion Bias. Esta emoción está vinculada a la inacción por el miedo, por el miedo a no recuperar la rentabilidad, por el miedo a que nuestros valores se vuelvan a ver afectados, por el miedo a equivocarnos. La inacción nunca va a dar buenas rentabilidades. En Valentum, como hemos comentado en varias ocasiones durante los últimos meses, nos hemos dedicado a repasar una a una todas nuestras posiciones, a eliminar las que pensábamos que ya no tenían potencial o que no iban a dar rentabilidades en este entorno, y a concentrar pesos en nuestras mejores ideas. Ligado a esto también debemos evitar el llamado disposition effect, vender los valores ganadores muy rápido y agarrarnos a los perdedores durante mucho tiempo, por tener la esperanza de que vayan a recuperar (sin que veamos signos de ellos). También intentamos evitar el conservatismo, es decir, anclarnos a una idea inicial y rechazar la visión de tendencias, competidores o cualquier otra cosa que puede afectar a nuestra idea preconcebida de la compañía. Nosotros estamos continuamente recibiendo y leyendo información sobre nuestras compañías y sus sectores, lo que nos ayuda a ver otras opiniones y perspectivas, y a no dejar que nos “enamoremos” de una idea al rechazar información que pueda contradecir nuestra postura. Dentro de esta sección también está la concepción errónea de pensar que una idea, por ser tuya o conocerla muy de cerca, es mejor que otras o que va a ir bien pase lo que pase. En esos momentos es bueno preguntarse: ¿volverías a invertir en esa compañía con dinero nuevo hoy?
Otro factor para evitar es la memoria selectiva. La memoria selectiva nos lleva, entre otras cosas, a pensar que algunos eventos o factores son más predecibles de lo que en realidad son, tiendes a pensar “yo lo sabía” y la realidad es que no, no lo sabías. Esto va ligado a que tendemos a recordar y a atribuirnos todos los éxitos, pero a olvidar o asignar a otros los fracasos. Todo esto nos lleva a ver el pasado de manera distorsionada y a otro factor a evitar que es el exceso de confianza. Tenemos confianza sí, pues de lo contrario sería imposible realizar nuestro trabajo, pero esa confianza se basa en hechos objetivos y revisados. En Valentum hemos repasado la composición de las carteras de los últimos años, con el objetivo de entender qué errores cometimos en el pasado, cuáles han sido y son nuestros puntos fuertes, y los cambios que hemos ido realizando. Con esto hemos entendido que nuestro punto fuerte siempre ha sido el posicionamiento en compañías de calidad, con pesos razonables pero significativos, con el foco en el balance, la generación de caja y el equipo directivo. En comparación con años anteriores, hemos reducido el peso máximo que tenemos por compañía, porque sí hemos tenido errores al sobre ponderar posiciones que han
perjudicado al performance. A ese nuevo peso máximo establecido (4-5%) hemos llevado algunas de nuestras grandes convicciones. La cartera actual está equilibrada, con 44 posiciones, y con unos niveles de valoración muy atractivos, debido al sufrimiento de las compañías de pequeña capitalización en el último año y meses que venimos reiterando.
En Valentum tenemos la suerte de ser un auténtico equipo. Entre todos corregimos los posibles sesgos que le pueden surgir a un miembro u a otro, pensando en conjunto para tratar de establecer la opinión más coherente y neutra posible sobre nuestras inversiones.
Saber entender y tratar nuestras emociones, es un aspecto muy importante de nuestro trabajo, para mantener la humildad en los años buenos y la confianza en los años malos, siempre trabajando al cien por cien de nuestras capacidades y con la misma ilusión que el primer día.